La reglamentación técnica estrenada este año en la Fórmula 1, y que recupera el efecto suelo tras décadas de ausencia, ha generado un problema inesperado para los equipos tras los primeros kilómetros en los test de Barcelona, el porpoising.

El porpoising o el efecto rebote, consiste en que el coche sube y baje repetidamente a alta velocidad debido a una pérdida de carga aerodinámica súbita.

Los coches con efecto suelo mejoran su rendimiento cuanto más cerca del asfalto ruedan, contra más velocidad, mayor succión y esto pega el coche al suelo. Pero, si se produce una variación en la presión por una deficiente configuración o por irregularidades en el asfalto, dicho efecto desaparece y el coche se eleva súbitamente provocando el efecto rebote.

Mattia Binotto, jefe de Ferrari ha hablado sobre el tema.

«La mayoría de nosotros hemos subestimado el problema. Configurar estos coches con efecto suelo es diferente, por lo que es un proceso de aprendizaje».

«En algún momento el equipo llegará a la solución. Los que lleguen antes tendrán una ventaja al comienzo de la temporada».

«Algunos elementos no son fáciles de evaluar en el túnel de viento y el simulador, y todos nos enfrentamos al mismo problema».

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