Los monoplazas de F1 dispondrán de un renovado sistema de protección contra impactos laterales a partir de la próxima temporada.
El nuevo sistema, que ha sido desarrollado gracias la colaboración de los equipos Red Bull, Mclaren, Mercedes y Marussia con la FIA, se empezó a plantear después de comprobar que la actual tecnología no resultaba ser tan efectiva cuando los ángulos de impacto no eran cuadrados. Para este análisis se usó como referencia el fuerte accidente de Robert Kubica en el GP de Canadá de 2007.
El resultado es una evolución del sistema actual, propuesto por Marussia y mejorado por Red Bull, usando estructuras de carbono con una geometría externa e interna personalizada. Esta nueva estructura se deformará gradualmente y desacelerará el coche de una manera más lenta y de un modo más controlado, como indican los test realizados recientemente en los que se lograba absorber casi 40KJ de energía.
El diseño de las estructuras y la manera en la que se implementarán se estandarizarán en la normativa, y teóricamente supondrán una reducción de los costes en los equipos en lo que respecta a los test de choque.